Red de Vida

¿Cómo enfrentar el mundo?

Walner Fallas – Pastor Red de Hombres

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

1 Juan 5:4

Es interesante pensar en los años que han pasado desde que conocí a Jesús de manera personal y poder decir al día de hoy las mismas palabras de Samuel 7:12 “hasta aquí nos ha ayudado el Señor”. Yo era un niño de 13 años cuando le di mi corazón a Cristo y experimenté el nuevo nacimiento por su gracia, algo imposible de olvidar pues fui lleno de su amor de una manera sobrenatural que cambió mi vida para siempre. Pero antes de esta maravillosa experiencia mi vida pudo haber estado destinada al fracaso, pues crecía en medio de un ambiente de pecado que generaban mis hermanos mayores y mi papá. Pero como todos, cuando estamos alejados de Dios, creía que ese estilo de vida era algo normal, y más bien esperaba poder llegar pronto a la mayoría de edad para acompañarlos en sus aventuras con las cuales me impresionaban siempre que las contaban. Sin embargo, también fui testigo de muchas cosas que para mi edad de adolescente no eran convenientes y que pudo haberme enrumbado a la muerte si Cristo no me hubiera salvado a tiempo.

Ahora, al ser salvo, entendía que el camino que debía llevar era muy diferente al que vivía, pero eso no fue un problema para mí, pues estaba sumamente feliz de conocer a Jesús de una manera viva y personal e igualmente agradecido con Dios por permitir que toda la familia también entrase a la salvación.

Luego, al ir creciendo me di cuenta que tendría que enfrentar las mismas luchas de tentación que todo joven debe vivir mientras camina en este mundo, pero mi corazón estaba decidido a no retroceder y enfrentarlo con la seguridad de que el Señor me fortalecería por su gracia. Vale recordar que en esa época no había grupos de apoyo o de discipulado para ser guiado en el proceso de salvación. Cada creyente debía de forma individual tener la iniciativa de buscar como crecer en el Señor y mantenerse fiel a Él.

En ese tiempo al igual que hoy muchos preguntaban si es posible guardarse sin mancha del mundo, a lo cual yo respondía: “En todo enfrentamiento o batalla siempre habrá afectación, pero nunca derrota para aquellos que piden al Señor su ayuda”. Lo importante es prepararse adecuadamente para tales momentos y escudarse en la gloria de Dios.

En mi juventud, aprendí que todo creyente tiene acceso a una serie de armas espirituales para lograr salir victorioso en cada una de sus luchas en donde el mundo quiera atraparnos con sus pasiones y deseos. Solo recuerda que desarmados es imposible sobrevivir sus embates, por tal motivo, Dios quiere que conozcas y uses cada una de las armas que ha diseñado para sus hijos y yo doy fe de que por ellas he podido mantenerme en su camino.

Dios me hizo entender en primer lugar que ejercitarme en la lectura diaria de su Palabra era una prioridad, y esto me ayudó a renovar mi mente y desear someterme a su voluntad, por ella aprendería también que el Espíritu Santo podía investirme de su poder y aumentar mis fuerzas para enfrentar al mundo, esto me impulsó y comencé a orar con todo mi corazón a Dios para que me bendijera con esta promesa especial, no pasaría ni un mes cuando su respuesta me alcanzo y sería bautizado con su Santo Espíritu. Mis amados hermanos si quieres vencer las tentaciones de este mundo y ser firme ante sus amenazas debes clamar al Señor por esta gran bendición, el Consolador nos cubre con su poder y aviva de tal manera que todo lo que hagamos tendrá más sentido y lo podemos disfrutar aún más. Mi vida cambió drásticamente a otro nivel, la unción me provocaría servir a Dios de manera incondicional y a consagrarme con más dedicación. Ahora podía comprender cuando Jesús decía que el Espíritu nos guiaría a toda verdad y justicia.

Después de esta experiencia también conocí por la Palabra la importancia de practicar el ayuno y la oración con más fervor y puedo decirles que este estilo de vida si no lo descuidamos siempre nos dará la ventaja contra las asechanzas del diablo y el mundo.

Igualmente te puedo advertir que cuando en mi vida dejé por descuido tales acciones, pude notar lo vulnerable que estaba ante las tentaciones y lo fácil que era tropezar. Pero si bien es cierto, en las batallas también aprendemos de los errores, para mejorar y poder así orar a Dios pidiéndole que tome el control anticipadamente de nuestras debilidades y establezca en nuestros corazones un deseo mayor de santidad que nos ayude a no desear lo malo.

Quiero además darte otro consejo, de cómo lograr ser un vencedor ante el mundo, y es no poniendo en duda el amor de Dios para contigo, a pesar de cualquier error que cometas; yo aprendí por las promesas del Señor que sus misericordias nunca dejarán de ser y si algo podía lograr con ellas era anular todo sentimiento de culpa y vergüenza cuando me equivocara en algo, y no permitir que ese algo se asentara en mi corazón pues esa podría ser la causa que me llevaría a estancarme o alejarme del amor de Dios. Nunca dudes en creer que Jesús es tu abogado e intercede por ti al Padre, confiesa tu error lo antes posible y pide con fervor a Dios que te ayude a renunciar para siempre a lo que te haya afectado y sigue adelante con todas tus fuerzas creyendo que Él las renovará cada día.

Espero que estas pocas palabras te ayudarán a perseverar, para evitar el peligro de ser arrastrado por las corrientes de este mundo. Recuerda 1Jn 2:17 “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 

¿Cómo enfrentar el mundo?

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