Red de Vida

¿Cómo llegué a los pies de mi Señor?

James Burgos – Pastor Red de Matrimonios Jóvenes

Ustedes no me eligieron a mí, yo los elegí a ustedes. Les encargué que vayan y produzcan frutos duraderos, así el Padre les dará todo lo que pidan en mi nombre

Juan 15:16-18 NTV

Cuando pienso en mis tiempos de colegio y como llegué a los pies de mi Señor, las palabras del apóstol Juan hacen saltar mi corazón. Si algo tengo claro y me ha sostenido, es entender que Él me buscó y no yo a Él (¡como lo está haciendo ahora mismo contigo!).

Quién, en sus épocas de colegio, no fue enamorado hasta el punto de regalar la luna, o llamar a la radio para solicitar aquella canción… sin falta de decirle al locutor “para grabar, por favor”… pues me apena contarles que yo sí. Sin embargo, como quizás muchos de ustedes, un día aquella célebre frase que dice “No es usted, soy yo” llegó, aunque en mi caso el mensaje de ella fue “Dios me dijo que no era usted”, ahora entiendo que ese día los planes de Dios para mi vida se detonaron (Jeremías 29:11)

Aún me es fácil recordar aquel compañero de clases que, sin yo saber, sería el instrumento para que Dios interviniera en mi vida, a pesar de quien era yo en ese momento; él aprovechó para invitarme a un GAL y yo para ver la oportunidad de ir y pelear con aquel Dios que era capaz de hablarle a otros, pero no a mí, y siendo muy honestos, es común encontrar personas que están enojadas con Dios, cuando el deseo de Él siempre ha sido amarnos y cuidarnos (Juan 3:16-17).

Les puedo dar mi palabra que, ese viernes caminé preparado a decirle a Dios “sus verdades” … hasta que aquellos líderes, con sus amables palabras me desarmaron, “me han hablado mucho de usted y solo déjame decirte, Dios te ama”, solo bastó escuchar eso, para que mi mundo cambiara. Si tan solo fuéramos más conscientes del poder de la Palabra, nos atreveríamos a predicar con más pasión (Hebreos 4:12).

Siempre que tengo la oportunidad de contar un poquito de esta historia termino recordando que… ese día entré en una Célula… y hasta el día de hoy no he salido… Si bien llegué herido, enojado con Dios, ahí encontré su amor y su bendición, mi vida fue transformada (Romanos 5:8).  

Una Célula es el instrumento perfecto, para que Dios actúe en la vida de aquellos a quienes motivamos a acercarse al Señor, por eso no podemos detenernos de invitar a esa persona que Dios ha puesto en nuestro corazón y en nuestro caminar, la visión de Dios para nuestra iglesia es clara, hacer discípulos de Jesús; y acá es válido reflexionar… ¿cómo pueden ellos invocarlo para que los salve si no creen en él? ¿Y cómo pueden creer en él si nunca han oído de él? ¿Y cómo pueden oír de él a menos que alguien se lo diga? (Romanos 10:14)

No te detengas de predicar del amor de Dios y de invitar a tu Célula, porque a través de ti, como alguien lo hizo conmigo, otros podrán escuchar un Jesús Te Ama, que transformara sus vidas.

Un abrazo.

¿Cómo llegué a los pies de mi Señor?

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