Red de Vida

¡Conocí al Espíritu Santo!

Mauricio Zamora – Pastor Red de Matrimonios Jóvenes

Tuve la bendición de nacer y crecer en una zona completamente rural y en una familia cristiana con recuerdos increíbles de una niñez feliz. Por ejemplo, como buen campesino el día iniciaba a eso de las 5:00 a.m. y si el radio de baterías funcionaba mis papás ponían una emisora cristiana y para mi era como si pusieran agua fresca dentro de mí, deseaba escuchar Palabra de Dios. También recuerdo que mis días terminaban cerca de las 6:00 p.m. en oscuridad total y alumbrados con una “canfinera” o velas cantando alabanzas a Dios mientras mi papá tocaba la guitarra y mi mamá cantaba. Eso despertaba siempre un deseo por Dios que no puedo explicar, al punto que llegaba de la escuela directo a sentarme en una silla mecedora para leer la biblia y aprenderme los nombres de cada uno de sus libros.  Era como si “Alguien” me perseguía desde muy pequeño, a veces escuchaba una voz, otras veces soñaba cosas y en otras solo tenía impulsos para buscar a Dios, pero no entendía mucho. 

Hace algunos años me encontré con mi maestra de escuela dominical, y me preguntó si recordaba cuando le había dado mi vida a Cristo y yo no tenía claridad para responderle, entonces me dijo que fue a los siete años durante una escuelita dominical cuando ella hizo una invitación y yo fui llorando a preguntarle “¿Cómo puedo recibir a Jesús en mi corazón?”, ese día le di mi vida a Cristo. Honestamente no lo recordaba, pero ahora entiendo que en su inmensa gracia y misericordia Dios era quien me buscaba, porque desde siempre había «un impulso» que me llevaba hacia Él de alguna manera. Por esto no te olvides de instruir a tus hijos en este Camino para que nunca se aparten (Proverbios 22:6). 

A los 15 años me bauticé en Río Celeste y recuerdo que al salir del agua estaba temblando y llorando, no entendía bien lo que me estaba pasando y por eso me fui a un lugar donde pudiera estar solo para llorar y llorar sin ninguna razón aparente, pero no era tristeza sino que había una especie de felicidad dentro de mi que no entendía del todo «como agua fresca dentro de mi».

Cuando me vine a vivir a Pavas, estuve buscando una iglesia donde congregarme, pero fue hasta que mi amigo José David me dijo llorando y con una gran convicción «Mau encontré al Señor, Él me perdonó, me liberto y ahora soy libre, tienes que venir conmigo a una célula, yo quiero que usted también experimente lo que estoy viviendo».  Esas palabras me marcaron para siempre: yo nunca había escuchado a nadie hablar con esa confianza y de nuevo había como agua fresca dentro de mi (solo así puedo explicarlo).  Sin embargo, dejé de ir por algún tiempo y fue hasta los 21 años que estando lleno de pecado, muerte y mucha vergüenza, regresé a una célula de Red de Vida.  En mi gran necesidad le pedí a alguien que me llevara de nuevo y ese 10 de julio del 2005 fue la mejor noche de mi vida, entendí el valor del perdón de Dios cuando Satanás me había dicho que era imposible, había vuelto a casa, Papá me había recibido a pesar de mis ofensas y me estaba dando otra oportunidad, me sentía lleno y sin temor, había encontrado la única fuente que podía saciar mi sed (Juan 4:14). 

Así empecé la mejor experiencia de mi vida, y fue entonces cuando me enseñaron y adoctrinaron sobre alguien que yo no conocía bien: mi Buen Espíritu Santo, ahí supe que era Aquel que me ponía en sus regazos a leer la biblia siendo solo un niño, quien tocó lo más profundo de mi ser durante mi bautismo, quien me llevó a muchas congregaciones a buscar su voz, quien me bautizara con lenguas de fuego aun sin entenderlo bien, era El que mi alma anhelaba y ahora estaba conmigo para siempre.  En este momento la Biblia tomó todo el sentido para mi, a pesar de haberla leído completa algunas veces, porque ahora tenía quien me enseñara esa Verdad que me estaba transformando realmente y provocando un profundo deseo de servirle a Dios toda mi vida porque “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven” (Job 42:5).

Gracias infinitas a mis pastores, líderes y amigos de Red de Vida por presentarme al Espíritu Santo ¡¿Cómo pude vivir sin Él?!.  Gracias por demostrar con una iglesia encendida en Su poder que Dios ama al perdido y puede transformarlo sin importar su condición. Con solo cruzar las puertas empezaba a temblar de la presencia de Dios en este lugar convencido que solo en Él podía saciarme completamente. Gracias infinitas a todos los que me han dado de beber del Espíritu estos 16 años, gracias por saciar mi sed, ¡gracias! 

Si al leer esto, sientes que algo se mueve dentro de tu ser y necesitas acercarte a Dios, no te asustes, es el Espíritu Santo que también quiere convencerte de que Dios te ama y puede transformar tu vida. Hay agua viva esperando por ti y solo Él puede saciar tu sed. ¡Te esperamos en casa! 

¡Conocí al Espíritu Santo!

6 comentarios en «¡Conocí al Espíritu Santo!»

  1. Hermoso testimonio.

    Que el Espíritu Santo te guíe siempre hacia la verdad de Dios en la Tierra y que esa verdad te lleve al Cielo.

    Un gran abrazo estimado amigo y hermano en Cristo Jesús.

  2. Mau, quienes te conocemos desde niño sabemos que El Señor siempre te estuvo llamando y tú siempre estuviste caminando en su senda; aunque usted no lo supiera.
    Siempre has sido un hijo bueno del Señor! Un ejemplo para todos. Efectivamente, el Espíritu Santo siempre nos mueve, nos guía nos orienta, sólo debemos escucharlo y abrirle las puertas de nuestra vida. Él hará maravillas.
    Qué maravilloso testimonio Mau! Sigue adelante, grandes bendiciones tiene el Señor para ti y tu familia. Abrazos!

  3. Mauricio, que precioso testimonio. Me alegra mucho saber que estás caminando justamente con el señor Jesucristo. Esa experiencia es única y tan preciosa de recibir al Espíritu Santo. Él es todo. Un saludo especial.

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