Pastor Caleb Acuña – Domingo 22 de Agosto 2021
Muchos de nosotros entendemos esa sensación de pasar por algún lugar peligroso, de esos tantos entornos en los que la inseguridad aumenta de manera gradual y que lamentablemente son atmósferas que pueden potenciar nuestros más profundos temores.
La condición espiritual de la sociedad en la que vivimos, no está muy lejos de esa realidad. La iglesia juega un papel muy importante en la generación en la que estamos, ya que cada creyente fue llamado a mostrar la luz del evangelio.
La invitación del cielo para cada uno de nosotros es seguir el ejemplo de Jesús, quien vio una sociedad “Asentada en tinieblas y en sombra de muerte” (Mateo 4:16) y les enseñó de forma atrevida y radical el Reino de los cielos.
No podemos quedarnos de brazos cruzados ante la creciente maldad que nos asecha y del comportamiento de la humanidad que no se detiene. Nuestro mensaje puede trastornar y transformar el corazón del hombre. (1 Timoteo 3:1-4)
Una verdad que no podemos ignorar es lo que las escrituras nos enseñan en Mateo 24:12 dónde se ve reflejado cómo la maldad de los últimos tiempos aumentará y sin piedad alguna apagará el amor de muchos.
Estudiar la vida de Lot nos ayudará a entender cómo cuidar nuestros corazones de un final así. Ya que su entorno (Sodoma y Gomorra) serían destruidos por Dios debido a su creciente maldad e indiferencia a la voluntad de Dios. Véase Génesis 18:20-21
La misericordia de Dios fue extendida para él y su familia, con el fin de preservarle para una esperanza prometedora de salvación.
Dos de esos consejos fueron:
A. No bajes la guardia
B. No negocies tu lugar
‘Y cuando los hubieron llevado fuera, dijeron: Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas. ‘
Génesis 19:17
Dios invita a Lot a huir junto a su familia a un lugar mejor, el monte (este representa a Cristo, sus promesas firmes y su propósito) y Lot debió desarraigar su corazón del lugar que por tanto tiempo fue su hogar, pero que pronto estaría en la total destrucción.
La vida espiritual del cristiano, debe ser una prioridad en todos nosotros. Por lo que cultivar y sembrar en nuestra relación con Dios siempre tendrá como fruto la salvación. Es tiempo de despertar y caminar de una forma diferente.