Red de Vida

Un testigo veraz

Pastor Walner Fallas – Domingo 14 de Marzo 2021

Texto: 1Juan 1:1-4

Cuando leemos esta escritura de la Palabra de Dios debemos captar el deseo de Juan de querer transmitir a la iglesia a través de su testimonio una fe viva en el Hijo de Dios y de esta manera al igual que él podamos testificar juntos las buenas nuevas de salvación. Aquí lo interesante es la dinámica que utiliza Juan para ayudarnos creer y tener una fe firme, y lo hace al utilizar como ejemplo los sentidos, por los cuales él pudo consolidar la verdad de quien era Jesús y así mismo proclamarlo sin temor a equivocarse, usándolos como evidencia sólida para evitar dudas o escepticismo.

En primera instancia Juan habla de “lo que oímos, eso anunciamos”. Juan fue tan buen oidor que pudo escribir también el Evangelio que lleva su nombre y el libro de Apocalipsis, honrando fielmente al Señor, pues él recordaba lo que Jesús había dicho en cada ocasión, y en una de ellas dijo: “Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan” Lucas 11:28.

Si algo quería hacer Juan era compartir todo lo que había oído decir o predicar Jesús, lo cual marco su vida para siempre. Juan notó que sus palabras no era un mero discurso religioso o humano, sus palabras tenía el poder de transformar vidas y circunstancias a su alrededor. En su evangelio él nos cuenta como le oyó decir a los vientos y a la mar que se apaciguaran y al instante sucedió, nos testifica cuando le escucho decir a Lázaro que saliera de su tumba y el milagro sucedió, también nos comenta como sus palabras de amor traían perdón y esperanza a muchos, por ejemplo, a la mujer adúltera a quien dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más” Juan 8:11.         

Juan hoy nos testifica lo que escuchó no de segunda mano sino porque él estuvo ahí en el lugar de los hechos y esto le hace un testigo veraz.

Hoy la iglesia debe aprender a escuchar atentamente la Palabra de Dios para que pueda enseñar a otros la verdad del evangelio. Si no escuchamos no tendremos que decir y mucho menos vamos a entenderla. Apocalipsis 2:7 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Los creyentes mudos son aquellos que cierran sus oídos al mensaje de Dios porque se distraen y sus mentes están en otra parte, esta actitud mata la semilla de sus corazones y por tanto no dan fruto.                                                    

En segundo lugar, Juan enseña “lo que vemos, eso anunciamos”. Es muy difícil para alguien que ha sido un testigo ocular poder olvidar lo que ha visto y Juan no es la excepción, pues de seguro recordaría cuando Jesús dijo: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis” Lucas 10:23. Cuando somos testigos de algo maravilloso es imposible guardar silencio, nuestra naturaleza nos hace compartir aquello que impactó nuestra vida, y Juan lo hacía en todo lugar donde fuera, pues sabía que esto cambiaría muchas vidas. Él podía contar cuando vio a Jesús caminar sobre las aguas, o cuando sus ropas brillaron más que el sol en el monte de la transfiguración. Juan nos motiva a estar atentos siempre al mover de Dios pues él sigue haciendo milagros en medio de su pueblo. Si abrimos bien los ojos como Juan vamos a poder notar el poder de Dios en acción, de esta manera también podremos ser testigos a otros de como Dios puede responder a toda necesidad. Una iglesia ciega también será muda, si no vemos no podremos guiar a otros a la luz. Lucas 6:39 “ Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?”. 

Por último, Juan nos dice “lo que palpamos, eso anunciamos”. Con el sentido del tacto Juan nos quiere llevar a un momento muy especial que vivió con Jesús, cuando fue testigo de su resurrección a lado de los demás apóstoles, cuando estaban reunidos y pudieron no solo oír o ver a Jesús sino también tocarlo, Lucas 24:39  “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo”. Juan testifica con toda seguridad para confirmar a muchos, que Jesús es quien decía ser, el Hijo de Dios y a través de su testimonio garantiza que el mensaje es genuino y que marca la diferencia para caminar en una fe viva cada día. Si la iglesia de hoy aprende a palpar a Dios podrá predicar con credibilidad y sin temor. Hoy Dios se deja sentir en aquellos que le buscan de corazón, puede ser de una manera íntima en oración o a por medio de una sanidad divina, pero estas vivencias no son para callarlas, debemos contar a otros que él vive y puede aún salvarnos. Como iglesia podemos hacer que el mundo palpe a Dios si los ministramos en el poder del Espíritu Santo Mat 10:8 “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”. Déjate usar por el Señor, VAMOS, se un testigo veraz y dile al mundo quien es Jesús.

Un testigo veraz

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